jueves, junio 26, 2008

Alguien Por Ahí.

Corrió, se sacó los zapatos, luego la camisa, las medias, el pantalón (creo que en ese orden). De frente al mar, brazos atrás, cruzadas las manos, sonrió, tranquilizó la respiración. De a poco comenzó a caminar hacia el agua. Lentamente se sumergió por completo, y lo perdí de vista solo unos instantes. Y pensó en lo mal que lo trataba la vida y en lo poco feliz que era. Entonces, soltó al mar y ahogó todo lo malo que tenía consigo y nadó, y sonrió y nadó y nadó, y también sonrió, y fue feliz.
Salió del agua, aliviado, sonriendo, más que antes y mejor, eso me decía su rostro. Saludó al mar de espalda y levantando un brazo. Saludó como quién saluda a alguien que no quiere mirar por miedo a arrepentirse de lo que está haciendo.
Luego, la arena, la ropa, el asfalto, la pena.
El dolor.
Ruidos.
Escuché un crack! y volví a observarlo, y lo , su sonrisa se había roto en mil pedazos, junto con su corazón. y sus medias de diferentes pares.
Final infeliz.
Mierda.

viernes, junio 06, 2008

Pies que pisan pisos

No me fuí, que idiota, me levanté y me respondí irónicamente y en fracción de segundos... boluda, mirate los pies y fijate dónde los tenés apoyados, y me dí cuenta que me había ído, sí, eso mismo, tan pelotudo y trascendental al mismo tiempo. Desde ese día hablo conmigo misma, creo que es bueno.
En la calle... como el primer día de clases (con unos cuantos años más), me dije, y tal cual, uhhh mirá la cara de ese! nooo que linda mochila... quiero una igual, ahora! y muchas frases más, que se me cruzan por la cabeza cuando salgo (la próxima, listado completo de dichas frases, solo frases, me cansé de escribir frases).
Hola! emmm... un Lucky... Lacky, Lacky Strike... de 20? cuánto sale?? ahhh... gracias... (Dios... que mamerta).
Ok, bueno, me subí a un bus, con cara de felicidad como si me hubiera subido a un autito chocador. Me senté en el asiento bien cerca de la puerta trasera porque si se llenaba de gente el micro (ma qué bus, ni mierda), no quería andar a los apoyones, no se llenó, igual. Miré casi todo el viaje para adentro, y observé todas y cada una de las caras que estaban ahí conmigo. Después me colgué mirando por la ventanilla y como escuchaba esa música tan linda, te busqué y la cagué. Todo se volvió feo y con mal olor, me dió náuseas estar ahí. Fué la música linda que me puso triste.
Ahora quiero escribir cosas tristes:
ESTOY TRISTE CUANDO ME ACUERDO DE VOS.
ESTOY TRSTE CUANDO EXTRAÑO A MI PERRO.
ESTOY TRISTE CUANDO ESCUCHO MUSICA LINDA.
ESTOY TRISTE CUANDO ME ACUERDO DE LA REMERA QUE ME OLVIDE.
ESTOY TRISTE LOS DOMINGOS.
ESTOY TRISTE CUANDO ESCRIBO CACAS.
Estoy triste.
Basta, te quiero acá conmigo, ahora.
Después te cuento de mi salida al cine.