jueves, octubre 23, 2008

en Azul, Amarillo y Verde.


Te juro que la realidad acá no existe... te diría que las miradas se cruzan y se transforman en imágenes antiguas, en algún corto frustrado con olor a mierda que dejé junto a otras tantas cosas postergadas. Al final del día, junto los planos en la oscuridad de este falso otoño y juego hasta dormirme. Nunca concluye igual, a veces, se mezcla con un final que a la fuerza intento soñar y lo sueño, cierro fuerte los ojos y ocurre.

Estoy bien, solo que la irregularidad de los
días, me pone a cuadros, y fusiona el miedo con la calma, y el amor con la indiferencia, el verde con el azul y el amarillo también. No quiero decirte nada que ponga en peligro mi calma y tu indiferencia poco indiferente, me entendés. No quiero desviar el trayecto, no quiero cambiar las miradas, ni las palabras, espero la vida, viajé a buscarla, no haré más que esto, nunca más.

Tengo la costumbre de extrañar todos los días, es un hábito, un dolor de estómago donde convergen los miedos y se clavan como navajas, pero ya no sangro, no lloro, me pierdo entre la gente y cambio de
disfraz, por tu bien y por el mio. Me invento felicidad y sonrío, canto, fumo, salto las veredas y cruzo la calle corriendo. Si llueve, salgo a mirar a la gente que se queja, empuja e insulta al cielo, como si fuese ácido venenoso, mientras que a mí, el día del juicio final, Dios me guiñará un ojo. La lluvia, me gusta, no me altera, me hace sentir lo real, lo táctil, comprendo que la lluvia es un mensaje de Dios, y debo tomarlo con calma. Él se hace lluvia para llegar a nosotros, para regar la tierra y para secarla y rajarla cuando algo está mal, pelotudeces que se me ocurren y escribo sin impunidad...
Mezclo los tiempos, lo sé.

Hago silencio, gran parte del día, es que las palabras están atadas a los recuerdos y con ellos la nostalgia, palabra que repito una y otra vez. Estoy bien, solo que la respiración es un poco más lenta y los suspiros aumentan en gran cantidad día a día.
Estoy bien, si te pusieras en mi piel te darías cuenta que es cierto, solo que vendo mejor mis penas que mis alegrías. Y si te digo que soy feliz es porque tomé una copa demás y no te miento. Necesito una copa demás, hace tanto que no tomo... quiero que me veas feliz, en azules amarillos y verdes. Necesito que me veas así.

El tiempo desaparece en este espantoso delirio y yo me mantengo en guardia.
Corto, pego, en orden... cada plano, continuidad, ritmo y movimiento interno, luego el sonido... queda como el orto, pero a mi me gusta, esos ruidos, música después... en colores diferentes, ya sabés, azules, amarillos, verdes, ahora rojos.
Me gusta.
Está en mi cabeza.
Perfecto.