miércoles, agosto 23, 2006

Mi Pequeño Kapelusz

Miserable, por qué no, así me siento. La culpa es de los demás, siempre es de los demás y me gusta como suena la frase los sábados a la noche, pero sé que es mentira. Ni la música, ni mis libros, ni la gente amistosa, ni las putas películas que más me gustan me sacan el mal humor. Antes pensaba un rato en vos y se me pasaba, ya ni eso. Hasta creo que ya no disfruto ese cigarro después de comer y mojar el chocolate en el té. No me rio por que sí, ni hablo por compromiso, ni saludo por compromiso, pero eso es bueno, creo. No sé que nombre ponerle a esto que me pasa, supongo que como hay un nombre para todo, habrá uno para toda esta mierda que me tiene así, en pausa... claro, estoy en pausa, pausa. Busqué la palabra en el diccionario y significa algo así: interrupción breve de una acción o fenómeno * lentitud, tardanza * en música silencio.
Ahora sé lo que significa especificamente y me gusta un poco más esa palabra.
Para la próxima busco miserable.

jueves, agosto 10, 2006

acordate

Todos mis movimientos estaban perfectamente ajustados a la situación, manos tranquilas, risa suave, cigarros oportunamente encendidos, humo estrategicamente exhalado. Perfecto.
Te acercaste porque me pegué a un conocido en común, que no podías dejar de saludar porque es un buen fan, me saludaste. De ahí en más no dejamos de mirarnos y yo tenía la certeza que era porque tenía puesta mi camiseta favorita, de hecho fué lo primero que me dijise (-buena onda tu camiseta eh?) . Cruzamos tres boludeces y como me hacía pis corrí al baño puteando en varios idiomas. Una vez en el baño (luego de mear) y frente al espejo, antes de salir a buscarte, pensé: si no estás en el mismo lugar donde estabas, ya fué, no va a pasar nada...
No estabas, y mis manos de golpe nerviosas, risa entrecortada, cigarros descontrolados, humo molesto. Una mierda, me quería ir, pero sonó un tema de esos que no podés dejar de cantar a los gritos y abrazarte con desconocidos como si fueran de toda la vida porque te invitaron una birra? si. Y volviste gritando con una cerveza caliente y sin gas, que me ofreciste y tomé porque me gustás, y porque quería irme con vos a cualquier parte.
Después de un rato de hablar, así como hablan los borrachos, escupiendo y al oído, te pregunté si querías dormir conmigo... ya fué, nos fuimos a tu casa. Llegamos y te fuiste directamente a la cama, te miré dormir toda la noche, acordate.
Mis dichos frente al espejo se cumplieron, la puta madre.